Hemos pasado prácticamente toda nuestra infancia jugando a ser “maestros”. Nuestra vocación era esa, lo teníamos claro. Ahora que por fin eres oficialmente maestro o maestra, título en mano, te surgen muchísimas dudas, pero una de ellas fundamental… ¿qué hago ahora?
¿Por dónde empiezo?
Lo que está claro es que tienes dos años por delante antes de las oposiciones. Tiempo de sobra para emplearte a fondo. Organízate y comienza a completar tu baremo. Si algo define a un buen docente es que nunca deja de aprender, así que esto no te costará mucho trabajo.
Por ello, si vas a opositar por inglés o francés, comienza por aprender un nuevo idioma, por ocio, sin presión. No hay nada mejor para comprender a los que serán tus futuros alumnos que ponerte en el lugar de ellos.
Muchos nuevos maestros optan por vivir unos meses en el extranjero, pero, si decides esto, ¡visita las escuelas! No te imaginas el enriquecimiento profesional que te puede dar esta experiencia.
Lee. Infórmate. Busca. No solo basta con “ser alumno”, también debes conocer las diferentes maneras de enseñar. Al igual que tu manera de estudiar no es la misma que la de tu compañero, todos los alumnos no aprenden igual. Puedes comenzar con… METODOLOGÍAS.
Y, por supuesto, si empiezas a opositar, ¡OPOSITA! Aprovecha al máximo el tiempo. Sé constante y riguroso en el trabajo. Lleva al día tus tareas, cuanto antes te enganches a esta carrera de fondo, más fácil y divertido será el camino.
“Trabaja mientras otros duermen, estudia mientras otros se divierten, persiste mientras otros descansan… y luego vivirás lo que otros sueñan”.